Billy Bao-Buildings From Bilbao (2013)

Billy Bao-Buildings From Bilbao (2013)

Ustedes no me dejarán mentir, hemos reseñado casi todos los discos editados por Billy Bao o Mattin recientemente, y es que cada disco resulta un verdadero espectáculo sonoro, una joya musical que va más allá de lo esperado, una bestia que se sale del disco para tratar de darnos un zarpazo y hacernos entender que no es sólo música, sino que se trata de algo más, si en Rayuela, Cortázar nos exige más como lectores “activos”, Mattin y su proyecto Billy Bao nos exige más como escuchas “activos”.

Si hay algo que hemos aprendido con Mattin, es que hay un porque de cada sonido, de cada palabra, inclusive, de cada silencio, siempre hay un plan maestro, un concepto que va más allá de sentarse a escuchar, hay un ejercicio por parte del escucha, hay algo que se quedará con nosotros además de la música.

Buildings From Bilbao finalmente llega a nosotros con medio año de retraso, supimos de su existencia desde mediados del año pasado y por alguna razón, este simplemente no llegaba, ¿Sería esto también parte del plan? O simplemente Billy Bao y su conocido inestable temperamento retrasó y retrasó la salida del este tan esperado disco, habrá que preguntarle a Mattin, mente y cuerpo tras Billy Bao, claro acompañado de algunos músicos, quienes en esta ocasión nos traen otro extraño disco, que incluye algunas extrañas historias.

Buildings From Bilbao es un disco de varias dimensión, en primer lugar tenemos Down On The Street, la a narración de la historia de la ciudad a cargo de decadentes personajes que parecen salidos del Trash Humpers de Harmony Korine, que golpean botes de basura y cuyos ritmos se cruzan con los ritmos nigerianos de la mente de Bao, por otro lado tenemos las incursiones noise de la banda, parte punk rock, parte ruido electrónico, parte los Stooges o los MC5, y parte los Pussy Galore más estridentes, el título no es casualidad, ya que importante mencionar aquí, que otra dimensión del disco es el abusivo uso de los títulos de las canciones del clásico subterráneo Fun House de los Stooges, así como un sin fin de partes abruptas grabadas de comerciales de radio, y música nigeriana.

En Loose la banda arranca de manera frenética en pleno punk rock mode, arropados de estática y feedback al por mayor, con un ritmo bastante encajado que se niega a moverse y con unas guitarras militantes y pesadas que nos recordarían un Flipper con anfetaminas acelerándolos y llevándolos a un cáustico final, T.V. Eye nuevamente nos presenta nuevamente al mismo narrador estrambótico, al tiempo que una destartalada guitarra suena al fondo, con todo inmerso en estática pura, y después los instrumentos son traídos al frente y nos encontramos con un ritmo primitivo, muy a la Stooge, para luego ser interrumpidos abruptamente por crujidos y rechinidos de feedback monstruos, Mattin sacudiendo al escucha con técnicas de cut and paste y abruptos sobresaltos que llenarìan de orgullo profundamente a William S. Burroughs, a Jean Luc Godard y a Frank Zappa  por igual, de hecho muy probablemente así sonarían los primeros de disco de Zappa, si este hubiera escuchado a bandas como los Stooges, los Velvets, los MC5 o Blue Cheer. 

Dirt reproduce en cierta forma el agonizante paso del tema original de los Stooges, que aquí sólo comparte el título, más feedback y un bajo reptiliano que aparece de manera intermitente, al tiempo que el ruido es invocado de la misma manera intercalándose con estos rudimentarios y esqueléticos ritmos, mientras sonidos de canciones pop desconocidas interrumpen lo que escuchamos, para después sumergirnos en lo màs parecido al afrobeat que Billy Bao debió escuchar en su niñez, claro, todo esto según la mente de Mattin. 

2010 es una pieza hecha de fragmentos de música diversa, mucha de ella proveniente de la radio nigeriana que Billy Bao debió escuchar en las cuales de su natal Nigeria, un paseo por diversas estaciones de radio, sin caer en ninguna en especifico, una brutal provocación por parte de Mattin, que da paso a la no menos brutal Fun House, con un ritmo poderoso y trabado, que se acompaña de pavoroso riffs de guitarra y un saxofón que buscara evocar el sax de Steve Mackay en los Stooges, pero que termina siendo más cercano a una estridente Yoko Ono queriendo sonar como John Gilmore.

Lagos Blues cierra este disco, con una mezcla de reduccionismo, música concreta y field recordings, en un tema en el que Mattin se acerca a los silencios, hace uso de ellos y decide poner las acciones en el fondo y presentarnos una indescifrable conversación, al tiempo que juega con los canales y poco a poco la música va tomando el papel principal, escuchamos una batería siendo golpeada brutalmente, por algo así como un tornado humano, acompañada por unas lejanas guitarras que nunca alcanzan a mordernos del todo.

Buildings From Bilbao es otro triunfo conceptual en la carrera de Mattin, quien cada vez se aleja más del mundo de la música y cada vez se acerca más al sonido puro, a algo que esta más allá de una mera grabación, y algo que nos convierte en algo más que meros escuchas.               


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